jueves, 9 de julio de 2009

Mi auto manda II


La relación con mi auto está cada vez peor. Confieso que hace meses que no lo lavo y lo saco cada vez menos porque le perdí la confianza. Me da miedo que se empaque y se revele queriendo quedarse en alguna cuadra lejana de frentes novedosos, como un nene que no quiere volver a su casa.

Quizás mi auto intuya la separación inminente que yo todavía me niego a aceptar. Quizás mi pobre compañero, que me lleva desde que era una adolescente, está un poco viejo y cansado y sólo quiere que lo cuide un poquito más. Pero hay formas y formas, y no creo que tirarme la puerta del baúl en la cabeza mientras bajo unas plantas sea la mejor manera de demostrarme cuánto me necesita.

No sé qué tiene, está muy celoso. Ahora no me deja abrir el piquito del seguro de la puerta del lado del acompañante (ni siquiera desde adentro); y ya saben que de mi lado, el del conductor, no deja que levante el asiento para que pasen atrás. Me quiere sola y toda para él, y temo que en alguno de sus futuros arrebatos llegue a trabar también el piquito de mi lado y me abrace tan fuerte que moriré asfixiada de amor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sos muy tierna!
Vero