martes, 28 de julio de 2009

Hay que cruzar el umbral

Tengo cierta facilidad para el dibujo. El año pasado iba a clases de modelo vivo y a veces les hago retratos a mis amigos. Pero nada serio porque no me alcanza el tiempo, o me organizo mal.

Frente al atril, empezaba a tirar líneas y a medir proporciones. Pero llegaba un punto en el que tomaba distancia y lo que veía era una cabeza de niño, un pie que parecía una empanada, manos con dedos de Pinocho, tetas desparejas y rebeldes.

Me daban ganas de romper el papel y de irme al cine, o de hacer un berrinche tachando todo con la carbonilla más gruesa: estaba en el umbral (momento en el que lo ves todo negro, en que no le encontrás sentido a lo que estás haciendo).

Nunca me gustó dejar las cosas por la mitad, entonces yo seguía. Afinaba cierto sector de la pantorrilla, dibujaba los pezones, agregaba el pelo y las uñas. Como una polaroid, iba apareciendo ese dibujo que después me enrollaría bajo el brazo y me haría caminar por la calle con una sonrisa orgullosa.

Hay umbral para todo. Aparece mucho corriendo, a los pocos minutos siento que no doy más, pero sigo y llego con aire de sobra, preguntándome en qué momento se me ocurrió que no podía. Pasa lo mismo con las dietas, con concentrarse en el estudio, con dejar de fumar.

Cuando escribo también. En la mitad del trabajo, siempre me parece que estoy haciendo algo sin pies ni cabeza. A veces tiro el documento a la papelera. Pero cada vez más, entiendo que tengo que cruzar el umbral y seguir. El final, como los cuerpos de esas mujeres desconocidas, siempre aparece. Y tiene pies, cabeza, manos y, cuando estoy inspirada, hasta corazón.

7 comentarios:

eliana dijo...

Con este post hiciste honor al título del blog (desde mi punto de vista) porque soy de las huyen justo en el umbral :P

fran dijo...

me gustó la imagen del umbral. creo que lo cruzaste con este texto.

saludos

Anónimo dijo...

Me siento muy identificada! También soy de las que igualmente tiran (¡berrinchito previo!) para adelante. Justamente porque pienso que sólo me pasa cuando lo que estoy haciendo realmente vale la pena para mí e implica, por lo tanto, un desafío.

Ah, sinceramente creo que tus escritos tienen pies, cabeza, manos y SOBRE TODO, corazón.

besos,
Lau

Anónimo dijo...

Que suerte que lo escribiste! pq yo debo confesar (no, con poca verguenza) que me siento en el umbral,lucho todo el tiempo con eso.Que horror.

Como bien dice Laura! si hay algo que tienen tús escritos es un CORAZON impresionante, que llega hasta el cielo (como dicen los chicos)
besos y quesos
Vero

uma dijo...

Leo tu post temprano, a la mañana, justo cuando estoy a punto de hacer un bollo (virtual) con el trabajo de los últimos días y enviarlo a la papelera. Pero leo que escribiste y pienso: es cierto, hay un umbral para todo. (Parece que esta vez se cumple eso de escribir "por nuestro bien"!)

María dijo...

Lo peor igual es que yo a veces ni siquiera empiezo a hacer algo por el miedo a ese umbral, por no enfrentar la incertidumbre y la angustia.

Vero y Lau, son oficialmente mis fans? jaaaaaaa.

Fran, me alegro de que te haya gustado.

Eliana, no huyas más, tarde o temprano siempre se vuelve a caer ahí, así que mejor cruzarlo de una vez (cuanto más joven mejor, se resisten mejor los golpes, ja).

Uma, hemos salvado quién sabe qué valiosa obra...

Saludos a todos.

Anónimo dijo...

a veces se nos hace muy difícil, pero nadie nos saca ese gustito a triunfo una vez que logramos cruzarlo.
María yo también te sigo, me gusta mucho lo que haces. Tiene mucho corazón. Al menos así lo siento.