La presión que cede en el momento de terminar el partido, la bronca de perder y el público incondicional aplaudiéndolo de pie le provocaron esas ganas de llorar con lágrimas que salen como transpiración y que no hay manera de parar. Un poco se entiende, se reafirmaba en ese preciso momento que ya no es el número uno del mundo.
Pero a medida que la entrega de premios avanzaba y Federer seguía lagrimeando, con lo que me gusta, no puede evitar distanciarme de lo que estaba viendo: un hombre joven que lo tiene absolutamente todo, llorando porque acaba de perder un partido de tennis.
Dirán que simplifico y es cierto. Porque era simple. Federer no lloraba por el hambre en Africa ni por la muerte de un ser querido ni porque su mujer lo dejó. Federer lloraba porque en el último set la pelota había quedado, demasiadas veces, de su lado de la red.
2 comentarios:
Llora porque es un apasinado por lo que hace. Solo los tipos que juegan asi se emocionan... el resto? Juega por la plata, o por la imagen... o por nada.
A mi siempre me pareció que hay algo de nenito caprichoso en los jugadores de tenis.
Cuando ponen esas caras hanibal lecter por una doble falta, o tiran la raqueta con una violencia inusitada sólo por dejar la bola en la red, me da la sensación de que la cabeza les pico fuera del fleje.
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