Hace unos años, después de ver “El Tiempo” de Kim Ki-duk, me quedé con una pregunta revoloteándome en la cabeza que no me dejó en paz hasta el día de hoy.
Si uno está enamorado de una persona y por algún motivo, ya sea voluntario o accidental, esa persona cambia de cara, ¿es la misma persona? ¿Seguimos amando igual a alguien con otra cara?
Dirán que sí, que somos más que una fachada, que lo que importa son otras cosas, que la persona es la misma en el fondo. ¿Pero es la misma? ¿Acaso no nos enamoramos también de una boca, de cierto dibujo de cejas, del huesito perturbado de una nariz?
Este dilema volvió después de ver “The Wrestler”. A Mickey Rourke sus nuevos rasgos le permiten por fin volver a actuar bien, era su cara bonita lo que al pobre no lo dejaba interpretar. ¿Pero lo seguirán amando las mismas mujeres?
2 comentarios:
esa película!
también me dejó pensando.
que buen blog! mañana te linkeo.
vivi
Publicar un comentario