No me interesa hablar ni bien ni mal de esta noche, llegó la navidad y hay que aceptarla como es, qué culpa tiene. Lo especial de hoy es que a todos nos pasa lo mismo, es un festejo en grupo, como un gran cumpleaños colectivo que se celebra por todos lados.
En un rato vamos a llenarnos la panza más que otras veces, vamos a brindar a la misma hora y a desearnos las mejores cosas. Lo mismo nos hará el treinta y uno, que viene en unos días. Aunque un poco más racional, porque el año nuevo sugiere balances personales bastante estúpidos e inservibles, nos impone el fin y el comienzo de algo tan intangible como el tiempo. En cambio la pobre navidad (para los que no tenemos creencias religiosas) no tiene una razón lógica de ser, es pura tradición e instinto, es casi porque sí.
Yo lo único que quiero desearles por estas épocas es que tengan un proyecto, uno solo, uno chiquito, algo que sea una extensión de lo que son, en donde puedan plasmarse y explorar un poco lo raro que es vivir como únicos y finitos. Eso es lo que pido para mí y para los que lean estas líneas. Eso, y muchas, muchísimas risas. ¿Será pedir demasiado?
3 comentarios:
No tanto, sin dudas.
GRACIAS!
Lo voy a poner en práctica este año.
Besos.
Zoe, sos graciosa.
Me parece bien, yo también voy a empezar el año en agosto.
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