martes, 4 de noviembre de 2008

Ser o parecer.

Parezco antipático, pero no lo soy. Puedo parecer mala gente pero en el fondo soy un tipo sensible. Quizás demuestro lo contrario, pero en realidad yo soy muy tímido. Pude haber quedado como maleducada, pero nada que ver. Tengo fama de hijo de puta pero en verdad soy un angelito. Yo leo mucho, aunque no se note. Parezco rubia, pero soy morocha.

Somos grandes, por favor.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo mío no es gordura, es que estoy hinchado... ademas mi mama dice que en la familia somos todos de huesos grandes

Anónimo dijo...

Parecer tiene a su favor el beneficio del anonimato, o al menos el placebo de un alter-ego, de una segunda identidad que nos pertenece pero que no somos nosotros. Detras de ese escudo nos atrevemos a enfrentar nuestros miedos y nuestras incertidumbres sin exponernos por completo, sin arriesgarlo todo.
Los hombres tenemos miedos, muchos mas que las mujeres, y sobre todo a ellas.. y es terrible admitirlo para el macho dominante. Por eso históricamente recurrimos a múltiples estrategias de violencia, de engaño, de mutilación, de castración y otros tanto delitos tan detestables y denigrantes como necesarios para mantener el orden dentro de las sociedades machistas. Desde la selva al Vaticano, desde el inicio hasta hoy.

Seto.R.


El Pánico de los Machos:

En la noche más antigua yacían juntos, por primera vez, la mujer y el hombre. Entonces él escuchó un ruidito amenazante en el cuerpo de ella, un crujidero de dientes entre sus piernas, y el susto le cortó el abrazo.

Los machos más machos tiemblan todavía, en cualquier lugar del mundo, cuando recuerdan, sin saber qué recuerdan, aquel peligro de devoración. Y se preguntan, sin saber qué preguntan: ¿Será que la mujer sigue siendo una puerta de entrada que no tiene salida? ¿Será que en ella queda quien en ella entra?

En más de treinta países, la tradición manda cortar el clítoris. El tajo confirma el derecho de propiedad del marido sobre su mujer, o sus mujeres. Los mutiladores llaman purificación a este crimen contra el placer femenino, y explican que el clítoris:

es un dardo envenenado,
es una cola de escorpión,
es un nido de termitas,
mata al hombre o lo enferma,
excita a las mujeres,
les envenena la leche
y las vuelve insaciables
y locas de remate.

Para justificar la mutilación, citan al profeta Mahoma, que jamás habló de este asunto, y al Corán, que tampoco lo menciona.

La mitad de la humanidad, las mujeres, también fue demonizada y todavía carga con lo que un Papa de Roma llamó el "estigma de Eva". Las religiones dominantes las degrada. La católica les prohibe el sacerdocio, o sea, les prohibe hablar por estigma de Eva. Los musulmanes les tapan la cara o les mutilan el sexo, y hay judíos ortodoxos que empiezan el día con esa oración que dice: "Gracias, Señor, por no haberme hecho mujer". La mujer es objeto de pánico por parte del hombre, les tenemos mucho miedo y disfrazamos ese miedo de superioridad justificada".

Eduardo Galeano, Espejos.

Anónimo dijo...

no sé si es lo mismo, pero lo digo igual..

salí con mi novio y sus amigos a quienes aún no conozco mucho, llegó una amiga suya que ya me había visto dos veces, saludó a mi novio, saludó al amigo sentado enfrente, a mí no y se sentó a comer.

al final de la cena lo hablamos con mi novio y me dijo "es que ella es así, es rara". así cómo? rara por qué?

somos grandes.