viernes, 13 de junio de 2014

Fogwill sobre el olor a vieja:

En el living había olor a reunión de mujeres. “Es curioso –pensó-, es como si existiera el olor blanco, eso es lo que hueles cuando se mezclan los olores de todas las mujeres: un olor vago, a mujer…” ¿Olor a qué? Parecía contener notas de lavanda, de pino, de flores, de hierbas, de limón, de manzanilla, de eucaliptus y de menta, pero la mezcla daba sólo un olor vegetal. Parecía olor a piel de visón, a cuero de tapicería, a apresto de tela sintética, a seda cruda estampada con tinturas naturales y a la lana salvaje, pero mezclado era sólo olor a indumentaria. Parecía oler a animal, a vaca, a yegua. A gato de angora y a lechigada de ratones recién nacidos, pero era imposible fijar la atención en uno solo de esos posibles olores, era simplemente olor a animal, olor a lo que un experto perfumista imaginaría que es un animal. Era un olor dulce, amargo, agrio, astringente; sedante, excitante, definitivo e impalpable. Era, en suma, olor a olor, a eso olía el olor a mujer, es decir, el olor que deja una reunión de mujeres que usan diferentes perfumes: olor a vieja.

(Fragmento de “Nuestro modo de vida”, de Fogwill)

2 comentarios:

Gloria dijo...

Excelente texto, yo le dije a mi hija que me avise si me siente olor a vieja!

Anónimo dijo...
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